LAS NOCHES DEL RESCATADOR II

Hemos recorrido varias zonas cada unos de los guías con su perro. No hay ninguna novedad sobre la persona desaparecida. Cada vez que uno de mis guías vuelve de una zona, la Guardia Civil se comunica con sus superiores y me notifican que la zona se da por buscada y que allí no está la persona perdida. A esa zona ya no se vuelve. Quedan más zonas por buscar.
Es media tarde, hemos recorrido todas las zonas que teníamos que buscar, incluso más, pero no hemos encontrado a nadie. Todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Dónde puede estar?
Repetimos las zonas más complicadas por la estructura de terreno, pero no aparece nadie. No es probable que haya ido tan lejos, en zapatillas, sin bastón (que lo necesitaba para andar) y en aquel terreno. Iba sin agua, sin dinero, sin sus pastillas, etc. ¿Dónde podría estar?
Se hizo de noche y hubo que interrumpir la búsqueda. No volveríamos al día siguiente porque ya habíamos buscado bastante más de lo que probablemente podría haber recorrido aquel hombre. Pero entonces ¿Dónde estaba?
Mis hombres habían hecho todo lo que habían podido. Los conozco bien. Sé cómo trabajan. Los he preparado yo y a los perros también, pero ¿podemos haber fallado? Cada vez que se cubre una zona te entra la duda de si se repite o no la misma, ya que puede haber pasado que no lo hayas encontrado y esté allí, por lo tanto, si se da la zona por buscada, este hombre, si estuviera allí, podría perecer. Pero si no está allí y está en la siguiente zona, también podría perecer mientras repasas lo ya buscado.

Tengo la suerte de tener un grupo muy bien preparado y muy trabajador, pero ¿somos perfectos? ¿Quién lo es?.
La situación es la siguiente: hacia el pueblo no pudo ir. No estaba preparado para andar apenas unos metros. ¡¡¡y allí no lo habíamos encontrado!!! ¿Dónde estaba el misterio?
Durante noches me despertaba soñando que habían pasado meses, incluso años y unos excursionistas habían encontrado los restos en zonas donde habíamos estado buscando. ¡Habíamos fallado, y las consecuencias habían sido lamentables!.
Otras noches no podía conciliar el sueño pensando en la búsqueda. Repasaba mentalmente cada detalle en busca de errores, pero no los encontraba, igual que tampoco habíamos encontrado al hombre perdido.
Cuando haces una búsqueda de personas desaparecidas, si encuentras, pues muy bien, has encontrado y punto, pero si no encuentras, puede que no hubiera o puede que te lo hayas saltado. ¡¡¡Esa duda es horrible!!!.
Pasaron 16 días y nos llegó a la sede de Protección Civil de Majadahonda una caja de buen vino, varios quesos manchegos y unos jamones. Los mandaba la familia del señor desaparecido. El buen hombre se había subido al tren y se había bajado en un pueblo del sur de Madrid. Desorientado y sin memoria había subsistido de la mendicidad hasta que las autoridades lo descubrieron. Ahora estaba con su hija, en casa, sano y salvo.
Esa noche dormí muy bien.

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